miércoles, 10 de abril de 2013
Diez de abril
Estuve presente en el instante preciso en que dejaste de respirar. En ese momento, te convertiste en lo más presente de mis días, llorando para adentro muchas veces por no saber que decir, refugiándome en las 4 paredes que me dejaste que -sin dudar- las cambiaría por un tarde más con vos y con todo eso que tenías para decirme. Me acuerdo de vos todo el tiempo pero pocas veces lo digo en voz alta y hoy quería dejarlo puesto en "palabras" de esas "que no se lleva el viento". Aunque las lágrimas no me dejen terminar cada oración, sueño con que mi llanto se convierta en esperanza de recordar este día con alegría y abrazarte a la distancia. Me encantaría que me leas desde donde estés y sonrías una vez más.
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