quien sabe...

...un poco de fernet acariciando mi garganta, una cena postergada y un poco humo se mezcla en el ambiente. Vos sabés cómo me cuesta esto y, sin embargo, sonreís cuando lees estas líneas.

Me voy aclimantando a la noche, a la soledad, a las sombras que provocan tu ausencia. Me acostumbro a la idea de estar acá. Me entretengo con algunas ideas y tu sonrisa con cigarrillo del otro lado. Ahora es cuando te preguntás si hablo de vos. Y sí, hablo de vos.

También hablo de mí cuando te menciono y -también- hablo de algunas cosas que no están y que me construyen, me hacen fuerte y completamente vulnarable.

Me le animo a la duda y sugiero que descances. Me odiás. Aunque no tanto y me confesás algo que no te querés guardar. A mí me emociona que seas así, que tengas ese dolor que entristece tus pupilas, que lo puedo ver aunque jamás te haya mirado a los ojos. Aún.

Entonces me culpás. Por haberte entretenido demasiado más de la cuenta, por animarte investigar algunas cosas más, por despertarte esa curiosidad que te trajo hasta acá. Y no te lo digo directamente pero vos lo entendés aunque no te hagas cargo. Sabés que esto lo empezaste vos.

Espero eso que me prometiste, lo guardo en secreto, tan secreto que no te lo digo ni a vos. Vos no sabés que esto es secreto y, sin embargo, no se lo decís a nadie. Yo sé que vos sabes que esto está bien, aunque no lo parezca.

Ser, estar, parecer. Por qué lo "correcto" suele estar relacionado con el "parecer" y tan pocas veces con el "ser" o "estar"? Vuelvo a pensar. Respiro hondo, alguien dice en el parlante "quien sabe", estira la "e", la deja en el ambiente, junto al humo, la cena postergada y el fernet. Yo me quedo pensando en eso. En la distancia, en el taxi, en los miedos, en el ser y en el estar.