domingo, 18 de mayo de 2014

Nada por fuera de eso.

No nos escribimos de madrugada. Ambos sabemos que podemos molestar a un tercero. Jamás preguntamos dónde estuvo. Conocemos de discreción y prolijidad. No andamos de la mano por la calle. De ninguna manera sorprenderíamos al otro pasándolo a buscar por el trabajo o cualquier otro espacio. Evitamos las precisiones sobre el vínculo que nos une. Entendemos que lo nuestro se reduce a "ese" momento y no mucho más que algunos mensajes perdidos para coordinar otro encuentro. Siempre supimos todo menos que era el comienzo de una historia de amor.

2 comentarios:

Roo Cocó dijo...

Es como cuando tomás algo amargo que al final se vuelve dulce y después amargo y después dulce y después...

ANTIHéROE dijo...

y después..... taan Roo Cocó